La pregunta poderosa
En coaching, se habla mucho de hacer “preguntas poderosas” pero, de todas ellas, hay una que es mi favorita. Te invito a descubrirla
A mí me gustan mucho las preguntas. Si me preguntan, prefiero las preguntas a las respuestas. La pregunta es linda porque abre posibilidades. La pregunta es curiosa, como los niños. La pregunta nos saca de lo conocido y nos desafía a explorar nuevos territorios.
Pero, de todas las preguntas, hay una que es mi favorita: la pregunta por el para qué de las cosas.
Se dice que los niños, alrededor de los tres años, pasan por “la etapa del por qué”. Preguntan por qué esto, por qué lo otro, y es un ejercicio súper divertido porque nos lleva al origen de todas las cosas. (Un dato curioso que me encanta: si haces clic en el primer link de cualquier artículo de Wikipedia, eventualmente llegarás, sin excepción, al artículo sobre la filosofía).
Todo esto para compartirte que, desde que estudié coaching, estoy atravesando una etapa similar, pero en relación al para qué de las cosas. Lo que más me gusta de esta pregunta es que apunta al futuro: si pregunto “para qué”, entonces estoy preguntando por el objetivo, por la meta, por el propósito.

Lo entiendo, no todo tiene que tener un objetivo, ni siquiera un sentido preestablecido. A mí fijarme metas me mantiene estimulada, pero es verdad que centrarse demasiado en eso genera una visión estructurada, que no nos permite transitar el camino de la creatividad. Pero lo interesante de la pregunta por el “para qué” es que realmente no apunta a la productividad (y el coaching tampoco trata de eso), sino más bien a encontrar cuál es el propósito detrás de nuestras decisiones, con el fin de recorrer nuestros días en consonancia con lo que más importa para nosotros en cada momento de la vida.
Hay otro aspecto de la respuesta a la que nos puede acercar el “para qué” que me parece muy interesante, y es el beneficio oculto detrás de lo que hacemos. Muchas veces nos proponemos objetivos, pero luego no los cumplimos. Cuando nos preguntamos por qué, solemos darnos respuestas como “Porque soy perezoso”, o “Porque no tuve tiempo”. ¿Pero eso realmente nos ayuda a abrir posibilidades? En cambio, si preguntamos “¿Para qué no cumplí con esto que me propuse?” con total sinceridad, podemos llegar a respuestas mucho más interesantes, como:
“Para no sentirme expuesto”,
“Para tener más tiempo para hacer esto otro”,
“Para evitar una confrontación”,
etcétera.
Es decir, siempre hay una intención positiva en todo lo que hacemos y lo que no hacemos. Esa intención puede ser preservarnos a nosotros o a alguien a quien queremos, utilizar ese tiempo para hacer algo que genuinamente nos entusiasma más, no sobrecargarnos... A partir de ahí, podemos explorar si queremos insistir en el objetivo, modificarlo, o reemplazarlo por otro, respondiendo a la verdad detrás de nuestras acciones. Este es un camino muy interesante para transitar con un coach. 😉
En otras palabras, lo lindo del para qué es que apunta al futuro, y por lo tanto, a la capacidad que tenemos las personas para crear y cocrear esa realidad que tenemos como visión. En cambio, el por qué apunta al origen, a las causas y, aunque interesante, puede también ser limitante, porque si hay algo que podemos dar por certeza es que el pasado no lo podemos cambiar, pero el futuro está por construirse.
Para cerrar, creo que la pregunta por el “para qué” tiene mucho que ver con una frase que circula hace años por internet, y que cada tanto recuerdo:
O, en español, “Pregúntate siempre si lo que estás haciendo hoy te acerca a donde quieres estar mañana”.
La vi atribuida a Paulo Coelho y a Walt Disney, lo cual me hace pensar que no es en realidad de ninguno de los dos 😅. De cualquier manera, me parece una pregunta interesante para hacernos cada tanto… ¿para qué? Pues para asegurarnos de vivir vidas más alineadas y coherentes con quiénes realmente somos y con quiénes queremos ser.
Y tú, ¿te preguntas seguido el “para qué” de las cosas?
Hasta la próxima,
Viki 🐇✨
Qué buena herramienta para quienes tenemos una infinidad constante de intereses, pero no la misma cantidad de tiempo y energía para dedicarnos realmente a cada uno de ellos. Siempre fui del equipo del "por qué", voy a empezar a jugar con el "para qué" también. ¡Muchas gracias, Viki!